La Casa de las Razas
La habitación se había quedado vacía a excepción de Lara, que se movía en la cama como si largas pesadillas la rodearan, y de Dominic, que sentado en el borde del lecho intentaba calmarla y despertarla. En los últimos días la muchacha solo había tenido malos sueños, pesadillas con el señor Swels, que la convertía en un monstruo; con sus padres que la dejaban sufrir sin hacer nada; con su hermana, que le reprochaba el haberla olvidado, con Khan y Silver Moon asesinados por un par de balas. Y los pocos momentos de lucidez que había tenido… bueno, ni siquiera podía distinguir cuándo había estado lúcida y cuándo no.
— ¡Pequeña! — Lara reconoció el acento de aquella voz — Pequeña ¿me escuchas?
Abrir los ojos fue una alegría extraña y p