El Alfa me miró detenidamente, considerando mi duda. Su voz grave rompió el silencio, disipando parte de mi angustia: - No, nadie necesita luchar hasta la muerte. Quien se rinda será eliminado, y quien resista será el ganador.
Mientras él colocaba un collar con una pequeña piedra de esmeralda en mi cuello, sostuve el adorno y lo examiné. Era delicado y hermoso, parecía fuera de lugar para esa situación tensa.
— ¿Por qué tengo que usar esto? - pregunté.
— El Lycan encogió los hombros, respondiendo con sencillez: - Para darte suerte. — Su respuesta despertó mi desconfianza, pero antes de que pudiera indagar más a fondo, decidí abordar un tema que me había atormentado durante mucho tiempo.
— Harvey, hay algo que he querido preguntarte durante mucho tiempo - empecé, nerviosa. El Alfa, visiblemente impaciente, gruñó y se acercó, acariciando mi pelaje con ternura. Animada por su gesto, continué: - Quiero saber sobre la leyenda de las gemelas y el motivo por el cual me estás ocultando esto.