19

Efrén le puso una mano sobre el hombro a Pablo justo cuando salía por la puerta del casino y éste se revolvió deshaciéndose de él.

—¿Qué coño es lo que has dicho?

El guardia de seguridad, que se había alejado unos metros de la entrada mientras fumaba un cigarro, se acercó a toda prisa.

—¡Ey, ey! ¿Le está molestando,señor?

—No —contestó Pablo.

—Le digo a él —contestó el guardia, de forma despectiva, mirando a Pablo.

—Ya.

Pablo comenzó a reír y se alejó hacia su coche seguido de cerca por Efrén, mientras el guardia les seguía con la vista desde la entrada.

—Párate ¡Ostias!

El muchacho se puso frente a Pablo cortándole el camino.

—Ahora “el señor” sí está

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