C71- ¿QUIÉN LAS ENVIÓ?
Eros salió del auto sin esperar a que el chofer terminara de frenar, sus pasos fueron rápidos y decididos. Cada segundo que pasaba sin verla lo desesperaba. No le importaron los mareos, ni el dolor que aún sentía en las costillas. Había pasado casi una semana sin hablar con Lucy, Tamara le había dicho que su teléfono se había dañado en la explosión, que no valía la pena intentar recuperarlo. Pero eso ya no importaba.
Lo único que quería era verla. Asegurarse de que estuviera bien.
Subió los escalones de la entrada principal y empujó la puerta. No tocó. No dudó. Solo entró.
La casa estaba en silencio y la vio.
Ella estaba en el comedor, sentada a la mesa, desayunando en silencio.
Sola.
Cuando escuchó la puerta abrirse, sus ojos se agrandaron apenas por un segundo, llenos de sorpresa, pero enseguida esa chispa desapareció y su mirada se volvió fría.
Eros caminó hacia ella, con una sonrisa tensa. Aliviado de verla y de tenerla tan cerca.
—Conejita, ya estoy aquí —m