Mientras Tamara planeaba su contraataque, en las oficinas de Voss Industries se desarrollaba un drama completamente diferente.
Scarlett Winters había estado esperando este momento durante meses. Con Tamara fuera del camino, había movido sus piezas con la precisión de una jugadora de ajedrez experimentada. Se había asegurado de estar presente en cada reunión importante, de vestirse de manera que captara la atención de Damián sin ser vulgar, de ofrecer consuelo profesional que lentamente se había ido transformando en algo más personal.
Esa tarde, lo encontró en su oficina, mirando por la ventana hacia la ciudad con una copa de whisky en la mano. Se veía cansado, vulnerable. Perfecto.
—Trabajando hasta tarde otra vez —dijo Scarlett, cerrando la puerta tras ella.
Damián se giró, y por un momento, ella vio el dolor en sus ojos antes de que su máscara de control volviera a su lugar.
—Los números del trimestre no se arreglan solos.
—Ni tampoco los corazones rotos. —Se acercó lentamente, cada