Chen no había dormido en treinta y seis horas. Sus ojos estaban rojos, los dedos volando sobre el teclado con precisión maníaca, pantallas múltiples mostrando cascadas de datos que la mayoría no podría comprender.
Pero él comprendía.
Y lo que estaba viendo lo horrorizaba.
—Necesitan ver esto —dijo finalmente, con la voz ronca—. Ahora. Todos.
El equipo se reunió alrededor de su estación: Tamara, Damián, Valentina, Gabriel, Konstantin, Ethan. Catalina Voss había llegado esa mañana, sin invitación pero claramente esperada.
Chen comenzó a proyectar en pantalla grande.
—Pasé dos días reconstruyendo archivos de las bóvedas Voss. Los que descargué antes de la explosión. Y encontré algo. —Abrió un documento antiguo, pergamino digitalizado—. Esto data de 1492. Fundación del Círculo Primordial.
El documento mostró siete firmas. Siete familias.
Voss. Rothstein. Ming. Al-Rashid. Romanov. Medici. Moreau.
—Siete familias —continuó Chen—, cada una controlando un aspecto crítico de la civilización. Vo