Capítulo cincuenta y cuatro
Contra el reloj
*Stella Di Lauro*
—Ella —giro sobre mis pies para enfrentarme a mi exasperado hermano mayor—, estoy esperando una respuesta.
En este preciso instante se parece tanto a papá que me causa escalofríos.
—Yo... —mi voz se escucha extraña y la respiración se me corta apenas abro la boca—, necesito que conduzcas, Federico, porque no creo que esté capacitada para hacerlo.
Él se remite a avanzar en silencio hasta acortar la distancia entre los dos y tomarme de los hombros para barrer mi cuerpo con sus ojos azules oscuros como los de nuestro padre.
—Te conozco desde que naciste —murmura con