POV Ángela Donovan.
El sonido que me despertó no fue una alarma.
Fue Venus, gritando mi nombre con una voz que nunca le había escuchado.
Pánico puro.
Abrí los ojos de golpe, el corazón ya acelerado antes de que mi cerebro procesara lo que estaba pasando. La habitación todavía estaba oscura. El reloj marcaba las 5:47 de la madrugada. Bruno no estaba a mi lado, la sábana fría donde debería estar su cuerpo.
—¡Ángela! —Venus entró corriendo, el pelo revuelto, los ojos rojos como si hubiera estado llorando—. Se fueron. Las tres.
Me quedé congelada.
El aire se atascó en mis pulmones.
—¿Qué?
—Emma, Sofía y Gisel. Se fueron hace tres horas. Hackearon las cámaras. Desactivaron las alarmas. Tomaron un todoterreno y... —su voz se quebró—. Lo siento. Lo vi demasiado tarde. Intenté rastrearlas pero...
No la dejé terminar.
Me levanté de la cama tan rápido que el mundo giró por un segundo. Mis pies descalzos golpearon el suelo de mármol frío. Caminé hacia Venus, la agarré por los hombros y la sacudí