CAPÍTULO 50 — Reinado.
POV Ángela
Un año.
Exactamente un año y dos meses desde que abrí los ojos en esa cama de hospital y descubrí que había perdido treinta días de mi vida.
Un año desde que el mundo dejó de querer matarnos.
La isla ya no era un refugio improvisado.
Era un reino de verdad.
Las gemelas tenían diez meses y medio. Sofía ya caminaba tambaleándose como si el suelo le debiera obediencia; Emma prefería gatear todavía, pero lo hacía con esa calma de quien sabe que el mundo esperará por ella. Dos personalidades tan distintas que a veces me costaba creer que hubieran compartido mi vientre.
Desde la terraza veía todo lo que habíamos construido en estos doce meses intensos:
El campo de entrenamiento seguía activo, pero ahora tenía una zona de juegos infantiles al lado.
Los antiguos almacenes de armas eran guardería, clínica y escuela.
El jardín que antes olía a pólvora ahora olía a limonero y a jazmín.
Gisel —mi hermana pequeña, rescatada de las garras de la Viuda hace apenas un año— tenía siete años