—Dime honestamente, ¿qué le hiciste exactamente a Dalila para que estuviera tan enojada contigo?
Desde el punto de vista de la Madre, debe haber sido culpa de su hijo que esto sucediera.
No pudo ser por  Dalila que se separaron.
—Mamá, yo...—
Camell estaba a punto de explicar las cosas cuando una criada se acercó, hizo una reverencia a ambos y dijo: —Señora, joven señor, la segunda señorita  está aquí—.
La Madre frunció el ceño. —¿Segunda Señorita ? ¿Qué hace aquí?—
A la Madre Camell no le agradaba mucho  Malena.
Aunque tampoco es que la odiara.
Ella era bastante neutral hacia  Malena en comparación con su trato hacia  Dalila.
Si fuera  Dalila quien viniera, estaría muy feliz.
La expresión de Camell cambió levemente mientras miraba a la criada y dijo con calma:
 —Tráela adentro—.
—Sí, joven.—
La criada se fue y regresó unos minutos después con  Malena.
 Malena llevaba un vestido negro corto y un maquillaje exquisito. Llevaba un ramo de flores y una bolsa de papel de una marca de lujo