Dos semanas después de la partida de Enzo, Patricia no tenía idea de dónde se encontraba, en su empresa un nuevo CEO se había hecho cargo y ella, las pocas veces que se lo topaba en la entrada del edificio, se mordía la lengua para no preguntarle por él.

En ese tiempo, se había sumergido entre papeles, llevaba un seguimiento estricto del proyecto tailandés y, además, tenía arraigada la decisión de renunciar una vez lo terminara, actualizó su hoja de vida y esperaba el momento oportuno para distribuirla en busca de un nuevo empleo.

Cada día recibía una llamada de Hyeon Ko, parecía que él estaba empeñado en no permitir que lo olvidara, con cualquier pretexto se comunicaba, algunas veces eran cosas muy irrelevantes, en muy pocas ocasiones se ameritaba su intervención, pero él se las ingeniaba para consultarle, comentarle o preguntarle cualqu