Patricia se acostó en la camilla, soportó el frío del gel y cuando el médico comenzó con el examen ella no se atrevía ni a respirar, tampoco miraba la pantalla, tenía sus ojos fijos en el rostro del doctor, para confirmar que no hacía ningún gesto de preocupación.
–Aquí está…, un embrión diminuto de unas cuatro a cinco semanas, ¿tuvo síntomas?
–No doctor, solo que soy muy exacta en mis fechas y tengo ya ocho días de atraso, presentí que podía estar embarazada porque nos hemos descuidado algunas veces.
–Pues fue un buen presentimiento.
–Va