45. Mi ley es simple: un ojo… se paga con dos.
POV Xavier.
—¿Ya estás lista? —gruño, exasperado, dejando que la furia se cuele en mi voz como una corriente eléctrica.
Si hay algo que detesto es que me hagan esperar. Detesto sentir que no tengo el control. Que alguien ose jugar con mi tiempo.
Ella parece perdida en su mundo, distraída, como si pudiera permitirse el lujo de ignorarme. Y eso… me revienta por dentro.
Le regalo una de mis miradas más frías y penetrantes, de esas que perforan como cuchillas.
Al sentirla sobre ella, algo dentro suyo se quiebra.
Tiembla como una hoja en plena tormenta. Su barbilla comienza a vibrar, los labios tartamudean sin control.
Agacha la cabeza, aplastada por la furia de mis ojos que le quiebran la voluntad. Luego, casi sin oxígeno, cae de rodillas con un suspiro que suena más a rendición que a alivio.
Se arrastra hasta mis pies con movimientos torpes, descompasados, como si el suelo quemara cada centímetro de su piel. Su respiración es errática; las manos, inseguras. Sus ojos, inundados, brillan c