69. ¿cómo pude estar tan ciego?
POV Baza.
Acompaño a los pequeños príncipes en el vuelo, pero la zozobra persiste en mi pecho como un peso insoportable. Es una presión constante, como si algo terrible estuviera a punto de suceder y me robara el aliento de antemano.
Al llegar, aseguro el perímetro con minuciosidad, reviso cada rincón, cada sombra, cada mirada sospechosa.
El lugar parece seguro, un refugio donde los pocos habitantes se protegen y confían unos en otros. La familia de Leandro es querida, respetada, y eso se nota. Además de los hombres visibles, hay más, custodiando desde las sombras, atentos a cualquier amenaza.
Cumplo con mi deber, dejo todo en orden, y al día siguiente emprendo el regreso. Pero ese vacío en mi interior no me abandona.
Mi primera parada es una floristería. Elijo un ramo de rosas hermosas, las más vivas, las más rojas, como si con ellas pudiera transmitir lo que no alcanzan mis palabras. Pido que lo envíen directamente a la habitación de mi esposa, con una pequeña dedicatoria:
"Eres el