La ciudad se preparaba para una de sus noches más exclusivas: la gala benéfica anual del Club de Empresarios Internacionales. Entre los asistentes confirmados figuraban ministros, magnates, herederos y miembros de familias con siglos de linaje. El evento era una vitrina de poder… y también de secretos.
En un salón privado, Damián Echeverri se acomodaba el nudo de la corbata frente a un espejo. La noche anterior había recibido un sobre sin remitente. Dentro, una sola hoja: una fotografía antigua de Isadora Morel, tomada en una de las cenas oficiales en las que había acompañado a él y a sus padres. Al reverso, escritas a mano, cinco palabras: “El pasado nunca olvida, D.”
Damián apretó el papel hasta arrugarlo.
—Esto es una advertencia… —susurró.
Detrás de él, Amara Leclerc entró sin tocar. Vestía un vestido de terciopelo negro y una sonrisa afilada.
—¿Advertencia de quién? —preguntó, al ver el sobre en la mesa.
Damián lo empujó hacia ella. —De alguien que sabe demasiado.
Amara l