CAPÍTULO 38 —Un buen plan.
Anastasia.
Sequé algunas lágrimas que había en mi mejilla, y pasé las cuadras hasta llegar al auto. Dimitri vivía a solo unos vecindarios más de aquí, y el llegar a su casa me tomaría unos cinco minutos o menos en auto.
Indiqué la dirección al chofer que me miró por el retrovisor, y le dije que me esperara frente a la iglesia a donde mi familia se congregaba, porque a solo unas casas de este lugar, quedaba la casa de su familia.
No sabía con qué valentía estaba haciendo esto, pero uno de los objetivos principales era alejar a la familia de Dimitri de Alexey.
Al fin y al cabo, ellos no tenían la culpa de nada.
En el corto camino recordé la discusión con papá. Me sentía como la peor hija del mundo, incluso haberle llevado la contraría a papá, me tenía fuera el aliento.
Toqué con fuerza cuando llegué a la casa mientras la luz del día iba desapareciendo con apenas unos rayitos de sol que estaban siendo arropados por las sombras.
La madre de Dimitri fue la que abrió, y ver la sonrisa con