CAPÍTULO 27 — Preparándome para la tortura.
Anastasia.
Estaba intentando parpadear lentamente, cuando en mi vista nublada, pude divisar a un hombre semidesnudo, sentado en un sofá corto frente a mí, y solo pude pensar que quizás aún estaba soñando.
Pero no.
A medida que me acostumbré, mis ojos fueron tomando la visión, y pude ver a Alexey sentado frente a mí, con un puro en sus manos, mientras soltaba el humo de forma lenta.
Él solo me miraba detenidamente sin parpadear. Y no tenía nada más en su cuerpo, que su bóxer puesto de color negro.
Mi ceño se frunció, y traté de levantarme con cuidado, mientras hice un gesto en mi rostro.
Me sentía lastimada.
—Hola… —saludé en apenas un susurro.
Las velas estaban apagadas, y la habitación aún se veía un poco oscura.
—Buenos días, princesa… —sonreí un poco asintiendo ante sus formas.
—¿Qué hora es?
—Las cuatro y media de la mañana… —él volvió a aspirar de su puro y mis ojos se abrieron un poco impresionados.
—¿Por qué estás despierto tan temprano? ¿No crees que eso te hace daño a la sal