Mundo ficciónIniciar sesiónLa sala del consejo directivo olía a ambición y sangre fresca.
Valentina entró detrás de Ricky, consciente de cada par de ojos que se clavaban en ella como cuchillos. Doce ejecutivos —once hombres y Miranda— se encontraban sentados alrededor de una mesa de nogal que probablemente costaba más que una casa. Todos vestían trajes que gritaban poder, con expresiones que iban desde la curiosidad hasta el desprecio absoluto.
Miranda presidía la cabecera opuesta, justo donde Diego debería estar. Su sonrisa era la de un depredador que ya saboreaba la victoria.
—Llegas puntual, Valentina. Qué sorpresa —dijo con voz afilada—. Pensé que llegarías con mi hermano. Oh, espera... ¿están teniendo problemas en el







