Mundo ficciónIniciar sesiónEl Uber la dejó frente a un motel que parecía sacado directamente de una pesadilla urbana: paredes de concreto manchadas por décadas de negligencia, un letrero de neón parpadeante que decía "MOTEL 6 - HABITACIONES POR HORA", y un estacionamiento lleno de autos oxidados que probablemente llevaban años sin moverse de ahí.
Valentina pagó los trescientos cincuenta pesos por la habitación doscientos treinta y siete con billetes arrugados que sacó del fondo de su bolso, ignorando completamente la mirada evaluadora del recepcionista que olía intensamente a marihuana barata y tenía tatuajes carcelarios cubriendo sus brazos flácidos.
La habitación era exactamente tan deprimente como







