CAPÍTULO 57 AMOR Y REDENCIÓN
Kereem…
Aún no amanecía y yo no había pegado un puto ojo.
Zahar dormía a mi lado, desnuda, con la piel aún marcada por mis manos y con las piernas entrelazadas a las mías, como si su cuerpo supiera que me pertenece incluso dormida.
Tenía un brazo sobre su abdomen y su pecho subía y bajaba con lentitud… como si el mundo no la hubiera tocado jamás.
Tan tranquila y mía, así que apoyé el antebrazo en la almohada y la observé. Dormía tan plácida que dolía. Sus pestañas largas, sus labios entreabiertos, el ritmo de su pecho subiendo y bajando sin prisa y yo ahí… mirándola como un imbécil.
No sé en qué momento me volví tan putamente celoso, no sé en qué segundo exacto perdí el control, pero lo hice y no tengo intenciones de recuperarlo.
Cuando otro hombre la mira, algo dentro de mí arde. Se me revienta la sangre, la razón se me escapa por la boca, y solo queda esto: Un jodido loco por una mujer. Estaba enfermo.
Es una maldición lo que siento por ella o una adicci