Quería huir, en un escape sin rumbo, entonces la conocí, me tropecé con un ángel sin imaginar que desde esa noche sería la única melodía que mis manos anhelarían tocar, no lo supe de inmediato. Una noche que no olvidaría, marque mis huellas en su piel, ella tatuó su nombre en mi alma, la hice mía, y se marchó. «No puede sacarla de mí; creí que amaba a otra mujer, y que ella, ese ángel, cumpliría su papel, para ayudarme a recuperar a esa mujer» Eran mis planes, pero ella es un ángel al cual no fui inmune, un ángel enviado a la medida, ella es la perfecta melodía nunca jamás tocada, y llegó con el propósito de que mis manos tuvieran la dicha de aquella perfección.
Leer másMe sentía realmente abrumado, terminó el concierto y lo único que deseaba era salir corriendo del lugar, escapar de tanta algarabía.
Arturo, mi manager y amigo me sonreía, seguro estaba pensando en invitarme a una de sus fiestas privadas que solía hacer en su lujoso Penthouse.Le devolví la sonrisa mientras pensaba en como escapar del lugar sin ser perseguido por los fans y mi equipo de seguridad.—Mi amigo, mi gran amigo, como todos los anteriores, ha sido un concierto magnífico, mira cuanta gente —dijo Arturo señalando al lugar—. Ven, vamos, voy a presentarte un par de nenas.Sonreí y asentí recibiendo el trago que me ofrecía Arturo. Me alejé y empecé a mirar a mi alrededor, muchas personas se acercaban, bien fuera por un autógrafo o para estrechar mi mano.A mis 27 años me había convertido en el compositor y pianista más famoso del país, especialmente después del escándalo por la ruptura con mi ex prometida, desde entonces no volví a ser el mismo, a pesar de mi fama mundial.Sus razones para dejarme fueron absurdas, pero la amaba, quería y estaba tratando de recuperarla, aunque su abandono no había sido del todo malo, me sirvió para alcanzar el éxito que hoy poseo, aun así no me siento feliz, ya no disfruto estar en lugares como estos, la soledad de mi Penthouse suele ser mi lugar favorito.Suspiré al mirar alrededor, tanta gente tratando de encajar, tantas chicas fingiendo una sonrisa ante los tipos que se les acercaban y no eran de su agrado.—¡Ey, ey!, ¿Qué es esa cara? Amigo diviértete —dijo Arturo palmeando mi hombro—, si estás aburrido tengo un lugar más privado, con mujeres especiales.Sonreí sin interés en ir a ese supuesto lugar, pero viendo en ello la oportunidad de escapar del sitio, en que solo serían horas de aburrimiento, fingiendo estar cómodo y feliz.—Te acompaño, seguro que hay un mejor ambiente en ese lugar —dije dejando mi copa.Antes de salir nos abordaron, nos rodearon a pesar de que el equipo de seguridad intentó mantener a los fans al margen.—Eres un maldito Dios —vociferó Arturo en medio de la algarabía—. Te aman mi amigo, todos te aman.Sonreí mientras me hacía paso entre la multitud, protegido por cuatro hombres de seguridad, los cuales no consideraba necesarios, pero mi hermano mayor y mi madre insistieron, apoyados por Arturo.En un descuido de los hombres por apartar a las personas, vi la oportunidad de escabullirme, y fue justo lo que hice, cubrí mi rostro con un pañuelo de tela fingiendo estar resfriado, por suerte mis rasgos eran comunes entre las personas en Suecia.Logré escapar con éxito, crucé algunas calles y me escabullí en un callejón, escuché la voz de uno de los hombres de seguridad decir que por ahí. Miré a todos lados y me quité la camisa blanca que usaba, dejando mi fondo.Vi a una chica despedirse de un tipo, me quedé mirándola y al escuchar a los guardaespaldas me acerqué y sin aviso alguno besé a la extraña.Los hombres pasaron por nuestro lado, escuché a uno, decir que debían preguntarnos si me habían visto.—Déjalos, seguro que es una ramera en servicio, es muy común en estas calles —dijo otro de los hombres.La mujer mordió mi labio y me pateo la entrepierna, apreté la mandíbula y le cubrí la boca impidiendo que gritara.—No le haré daño, solo intento escapar de esos hombres, por favor no grité —le susurré—. Quitaré mi mano, ¿promete que no va a gritar?La mujer asintió y quité mi mano, ella abrió sus ojos como platos, sonreí al ver su reacción.—¿Está usted bien, señorita?—Us… Usted es el pianista, ¿usted es Isaac Olsson?Cubrí su boca de nuevo, la mujer gritó emocionada.—No grite, señorita, intento escapar de mis guardaespaldas, ¿podría usted ayudarme?—Yo… ¿Yo ayudarle?—Sí, usted señorita, ¿Cuál es su nombre? —pregunté recorriendo su cuerpo con mi mirada.Ella parecía estar nerviosa, su falda rosa no cubría nada, una blusa blanca que parecía un sostén cubriendo solo su busto, unas botas blancas hasta sus rodillas, sonreí por su atuendo y al comprender su profesión.—Yo, yo soy Angelina, es mi nombre real, señor.—No me llame, señor, tengo 27, soy Isaac ¿Es usted una acompañante, Angelina? ¿Le parece si la llamó Ángel? —cuestioné con una sonrisa ladeada.Ella me miraba, y asintió sin decir nada, me acerqué un poco más, dando la impresión de que la besaría.—Yo pagué primero —interrumpió un tipo.Mismo que me empujó y jaló a la chica.—No seas zorra, te pagué un servicio primero, vamos —dijo el hombre jalándola por el brazo, con brusquedad—. No comparto, primero me atiendes a mí, sucia ramera.—Cuidado, la estás maltratando —reclamé poniendo mi mano en el hombro del tipo, como un gesto amigable.El hombre empezó a reírse, pretendía explicar y me dio un par de trompadas, mismas que respondí, me derribó con una patada en el vientre, la mujer se interpuso.—Mira tu dinero, estúpido —dijo sacando de su bolso unos billetes y arrojándolos al hombre—. ¿Está usted bien?El tipo la insultó y se marchó, ella se agachó y sacó algo de su bolso, empezó a limpiar mi labio.—¿Desea que lo lleve algún lugar? —preguntó.Sonreí, su ternura fue tan genuina, su rostro era tan bello como angelical.—Tenemos que irnos, ese tipo no me ha reconocido, seguramente por su embriaguez, ¿tiene algún lugar al que podamos ir?, necesito maquillarme estos golpes, no puedo salir así ante la prensa, vamos a su casa—. Propuse.—¿A mi casa?, ¿señor, usted en mi casa?, no, no, quiero decir mi habitación, no tengo una casa. Yo vivo con una amiga, en un piso, pago una habitación.—Vamos a un hotel, lo pagaré, también le pagaré por su ayuda y por el tiempo que me dedique, considéreme un cliente.Ella se quedó en silencio, le sonreí y pareció aceptar mi oferta.—¿Conoce algún lugar donde podamos ir, un lugar que no me puedan reconocer? —pregunté.Ella asintió y empezó a caminar, me quedé unos pasos atrás, desde que Mia, me había dejado, era la primera vez que me fijaba en el trasero de una mujer, en sus atributos y ella parecía estar bendecida.—¡Camine, señor! —dijo girándose en mi dirección.Le sonreí y empecé a caminar, habíamos llegado a un lugar, no parecía decente y mucho menos legal, me pidió dinero y se acercó, volvió con unas llaves y me pidió seguirla.Habíamos entrado a una habitación, informal, pero parecía cómoda, ella entró al baño y salió con algo en sus manos.—¿Puedo limpiar su herida? —preguntó.Asentí, se acercó, se agobió, dejando sus pechos muy cerca a mi rostro.—¿Cómo es que usted me conoce? —pregunté—. Sin ofender, no me hubiera imaginado que alguien como usted lo hiciera.—¿Alguien como yo? —preguntó haciendo presión en la herida de mi labio.Comprendí que la había ofendido.—No parece su estilo, no imaginé que le gustara la música clásica —justifiqué.—¡Me gusta! —respondió y fijó su mirada en mí.— ¿Qué le pasa, por qué me mira así, señor?La jalé contra mí, la besé, ella no opuso resistencia, empecé acariciar su cuerpo, su escultural y sexi cuerpo, le hice el amor, me la cogí con rudeza, con pasión, con ganas, con esas ganas que desde hacía meses no lograba quitarme ninguna mujer.Marqué mis manos en sus glúteos, ella sus uñas en mí, recorrí su cuerpo con mis labios, con mis manos, la hice gemir mi nombre, me hizo susurrar el suyo, la toqué como a la más perfecta de mis melodías, me hizo querer más de ella, la poseí hasta saciarnos una y otra vez, la sentí como la más emocionante de mis canciones.—Debo irme, señor —dijo intentando salir de mis brazos.—Quédate Ángel, te pagaré lo que pidas, te necesito esta noche —pedí besando sus labios rosas y apretando sus redondos glúteos.Empecé a deshacerme de su blusa, ella sonrió al igual que yo al ver sus pechos libres. Dejó caer sobre ellos unas gotas de vino y me pegué a ellos como nuestros hijos solían hacerlo antes de que ella dejara de amamantarlos.Me retiré la ropa y me senté. Sonrió y cerré mis piernas, ella subió sobre mi regazo. La pasión con la que habíamos hecho el amor, nos había dejado agotados, ella seguía sentada sobre mí con su rostro descansando en mi hombro. De ese modo me levanté, la cubrí con mi camisa y nos dirigimos a la habitación allí la deposité delicadamente en la cama ella se acomodó y me asomé a ver a los trillizos, estaban bien, descansando.Volví, me metí a la cama —dejé un beso sobre su silueta y me acosté.En la mañana al despertar su torso estaba sobre mí, al ver su anillo en la mano que descansaba sobre mi pecho sonreí.—Mi esposa —murmuró y ella se despertó.—Si, esposo, hola, ¿que hora es?—7:40 de la mañana ángel.Ella se sentó y se estiró con flojera, me senté y besé su mejill
Mientras me ponía el traje, me miraba al espejo, me encontraba bastante nervioso, ese día finalmente la convertí en mi esposa.Había pasado 8 meses desde que le había propuesto matrimonio a mi ángel. Sin dudas habían sido meses de retos, momentos y vivencias increíbles.El aprendizaje con nuestros hijos, estaban creciendo, eran hermosos, la relación con mi madre había mejorado considerablemente, su ayuda nos sería mucho, estaba tan enamorado de nuestros trillizos.Su relación con Angelina era bastante buena, ver lo buenas amigas en que se habían convertido, sin dudas me llenaba de felicidad, no solo había encontrado a la mujer de mi vida, hecho realidad mi deseo de ser padre, sino que tenía todo lo que deseaba, a mis seres queridos juntos, exito y la solvencia económica para dar a mi familia lo que merecían.—¿Qué tanto piensas hombre? —preguntó Arturo quién era el padrino.—No mucho, solo me siento un poco nervioso, ya sabes, verla en ese vestido blanco, en lo hermosa que seguramente
La había estado llamando, pero no respondió, Edson me respondió, dijo que estaban bien, ella estaba de verdad molesta, me había llevado tiempo dejar todo listo. Al regresar a casa ella ya había llegado, mi madre y Stella, habían ido conmigo, fui hasta la habitación, donde estaba ella, en compañía de los trillizos.—¿Qué sucede, por qué no me respondías? Si es por lo de la graduación ya lo hablamos, no puedo estar contigo esta vez, no puedes ponerte así.—¿Así cómo? Isaac es algo importante, pensé, creí, yo de verdad deseaba contar contigo, con mi familia, con el padre de mis hijos, no tengo ánimos, no iré.—¿Qué? No, no puedes perderte este día, Angelina, por favor, amor, mírame, no dejes que mi ausencia arruine tus planes.Comencé a explicarle, no quería que se perdiera su graduación, ni arruinar mi sorpresa, me costó, pero logré convencerla.—Mi madre y Stella están aquí, te ayudarán con los trillizos. Por favor ponte hermosa, faltan dos horas.—Está bien Isaac, supongo que esta ve
Ingresó un doctor interrumpiendo lo que era hasta el momento el día más feliz y emotivo de mi vida, no había sentimiento, canción, ni melodía que pudiera describir lo que estaba sintiendo en ese momento.—Sé que son una familia pudiente y lo han demostrado, aun así, es nuestro deber velar por el bienestar de nuestros pacientes, así estos actúen inconscientemente, y argumenten sea bajo su responsabilidad, ambos deben descansar, señorita, le recordamos que debe tener cuidado, podría abrirse los puntos, y usted joven, cuanto más se cuide, más pronto podrá recuperarse y estar con su familia.Estuvimos de acuerdo con el doctor, dejaron a los trillizos en sus cunas, ella me dio un beso de piquito antes de volver a su camilla.Stella dijo que ella y Arturo se quedarían, que se turnarían esos días al igual que la seguridad, los demás irían a casa, había estado 10 horas dormido, bajo la anestesia, nos habían dejado solos, ella empezó a contarme como había sido el parto, no había sentido más qu
—¿A dónde carajos nos llevan estas vías, hay algún atajo? —inquiri más preocupado que asustado, no conocía el lugar, no tenía muchas oportunidades, sin embargo seguí intentando ,con lo poco que podía observar de las oscuras carreteras.—Son muy poco transitadas, íbamos a mi finca, no comprendo lo que está pasando —respondió el hombre con voz débil.—Supongo que debe tener un infiltrado en su seguridad, debe ser un intento de secuestro, caray no creo que salgamos librados de esto, si hay un cómplice es seguro que en su finca o al lugar que vamos, estén esperando, ¿tienen recepción?Ambos respondieron que no al unísono, me preguntaba por la suerte de Lucien, Stella y el resto, ellos habían salido primero, pero no había señales, empecé a temer lo peor.—Es mi esposo, a mi esposo le está dando un ataque, mi esposo, no cariño, no te mueras, no me dejes.El desespero con que la mujer le pedía a su esposo no dejarla, me hizo recordar a mi familia, quería conocer a mis hijos, aquellas palabra
Nos dirigimos a revisar que todo estuviera bien con los equipos, con el personal, el sonido y en especial el piano, nos gustaba hacer eso directamente, nos ahorrábamos tiempo.Nos quedamos con los patrocinadores, disfrutando de las otras actividades, había pasado alrededor de media hora, miraba mi teléfono por minutos, quería que ella estuviera ahí, en primera fila, cuando comenzara mi presentación. Sonreí con amplitud al verlas llegar, ella se apoyaba de la mano de Stella, se veía hermosa, pero su vestido no era el negro que había dicho usaría, aun así se veía más preciosa con el blanco que vestía.No pude esperar a que llegara ante mí, me dirigía a ella, Stella saludó de nuevo y retrocedió dos pasos, ella se sujetó a mi brazo y nos acercamos, la presenté con quienes no lo había hecho antes.—Tengo entendido que es la inspiración, que es el amuleto de nuestra aclamada estrella —dijo el patrocinador y lo interrumpí para aclarar que ella era más que eso—. Siendo ese el caso, puede uste
Último capítulo