Mientras María comía, se quedaron parados en medio de la calle. Uno frente al otro, a una distancia de metro y medio - alguien nos estaba haciendo bromas. Nos tiró piedras y a mi me siguió todo el camino hasta aquí.
Hubo un cambio ligero en Juan - ¿en serio? - el color de su cara disminuyó un poco; pero su voz fue suave.
-Sí - María siguió contando la historia con más ánimo al obtener su atención - justo cuando iba a pasar la puerta, me lanzó una piedra tan fuerte que incluso se rompió contra la madera.
El rostro de Juan se tranquilizó poco a poco - ¿pudiste verle la cara?.
-No - meneó la cabeza. Algunos cabellos desaliñados se escaparon