El Secreto del Cristal y el Grito de la Ciudad
El grito de la ciudad, un eco de la rebelión que se había gestado en las sombras, resonaba en cada rincón del reino. La imagen de Orlo , el Barón caído, de pie junto a Gonzalo y su guardia leal, mientras se despojaba de sus privilegios por la verdad, se había convertido en la nueva leyenda de los barrios bajos. La marea de los rumores, que yo, Conan , había sembrado, ahora se había transformado en un tsunami que amenazaba con arrasar con el castillo y sus intrigas.
En la bodega abandonada, nuestro santuario en medio de la tormenta, la tensión era palpable. Orlo , vestido con su sencilla túnica de tela, se sentaba a mi lado, sus manos, que habían sostenido copas de vino y espadas de duelo, ahora estaban cubiertas de tierra. Su rostro, antes una máscara de arrogancia, ahora era un lienzo de determinación.
—El pueblo… ellos me aceptaron —murmuró Orlo , su voz era un susurro de un hombre que había encontrado un nuevo propósito—. Me miraron no