La Verdad Revelada
El aire fresco del exterior, un bálsamo después de la claustrofobia de la mazmorra, se sentía como el beso de la libertad en el rostro de Kaida. Había emergido de las profundidades del castillo por un pasadizo secreto que Kael, el guardián de Eldoria, le había revelado. La noche era un lienzo de estrellas, y el sonido distante de la rebelión en la Plaza del Mercado, un coro de esperanza. En sus manos, el códice de las visiones, un peso tangible de la verdad que había descubierto, era su arma más poderosa. El alfil de cristal, ahora unido a ella, brillaba con una luz interna.
Corrió por los callejones oscuros, su corazón latiendo con la fuerza de una revelación. Necesitaba llegar a Conan, a Gonzalo, a Orlo. Necesitaba compartir la verdad que había desenterrado, la historia de su linaje, la corrupción del Rey y la ambición de Isabel. La ciudad era un laberinto de sombras, pero Kaida, la tejedora convertida en princesa, se movía con la agilidad de un fantasma, guiada po