El Hilo Cortado y la Sombra de la Muerte
La luz de la luna, filtrándose por la pequeña y enrejada ventana de la celda de Kaida , iluminaba el colgante de cristal en su mano, un pequeño faro de esperanza en la oscuridad. El mapa, grabado en el pergamino enrollado dentro del alfil, era un laberinto de líneas y símbolos que solo ella, la princesa de Veridia , podía descifrar. Su vida, que había sido una tela de humildad y trabajo, ahora se revelaba como un tapiz de nobleza oculta y destino.
Sin embargo, en el silencio de la noche, un nuevo hilo de miedo se tejía en la trama de su destino. El sonido de pasos metálicos, pesado y firme, se acercaba a su celda. No eran los pasos habituales del guardia que traía la comida o los de la guardia leal de Calix . Estos pasos eran de hierro y de muerte. Una orden, un susurro frío de la princesa Isabel , había resonado en los corredores más oscuros del castillo: "Maten a la tejedora. Y la marea de los desesperados se ahogará en su propia des