La Sombra del Pasado
El aliento contenido de Kaida empañó ligeramente la superficie pulida del Espejo de las Visiones. En la cámara secreta, la luz de las antorchas danzaba sobre Kael, su rostro demacrado pero sus ojos brillando con una reverencia que me conmovió. El guardián de Eldoria, el último de su linaje, se inclinó ante el antiguo artefacto, un testigo silencioso de un pasado olvidado.
—Mi princesa, para activar el espejo, se necesita la sangre de la realeza —dijo Kael, su voz grave—. Una gota de tu sangre. Es el ritual ancestral de Eldoria.
Kaida asintió, su corazón latía con fuerza. Sacó una pequeña daga de su cinturón y, con un movimiento firme, se hizo un pequeño corte en la palma de la mano. Una gota de sangre, roja y brillante, cayó sobre la superficie del espejo.
El espejo vibró. La luz de las antorchas se extinguió, sumergiendo la cámara en una oscuridad total. De repente, el espejo se iluminó con una luz esmeralda, y las imágenes comenzaron a proyectarse en su superfici