Finalmente terminamos y me levanté lo más rápido que pude.
—Hemos terminado. Regresaré a mi puesto, si tiene alguna otra duda puede hablarlo con la señora Regina.
Tomé mi portafolio y traté de caminar a la salida, pero antes de hacerlo su mano me tomó deteniéndome.
—Aguarda Ivanna.
Aziel no se apartó. Ni un centímetro. Estaba demasiado cerca. Sus ojos recorrieron mi rostro como si estuviera descifrando cada detalle, como si cada centímetro de mi piel tuviera un secreto que él ansiaba conocer. Sentí mi respiración acelerarse. No podía pensar, no podía concentrarme. Sólo sentía.
—Ivanna... —mi nombre flotó en el aire, susurrado, como si no fuera una pregunta, sino una invitación.
Mis labios se abrieron para responder, pero las palabras se atascaban en mi garganta. El instante había llegado y no sabía si quería retroceder o seguir adelante.
—No tienes que decir nada, Ivanna. No tienes que esconder lo que sientes... —dijo con una seguridad que me desarmó, sus ojos brillando con una int