"Melissa"
Estacioné frente a la casa de Eva, Flavio ya me estaba esperando ahí, observando el lugar desde dentro del auto. Cuando me vio parar bajó rápidamente y me envolvió en un abrazo de oso.
—Compañerita, andas perdida de la comisaría. —Bromeó y sabía que me estaba distrayendo.
—Ah, compañero, ¡eso debe ser porque tú no andas trabajando mucho, ¿verdad?! —Entrecerré los ojos hacia él, que soltó una risa corta.
—Tenemos un trato, yo investigo lo que me pides y tú no me castigas por lo que hacen los tontos. —Se rió, recordando que ya habíamos sellado un pacto de cooperación, él me daba lo que yo quería, siempre que no incluyera información sobre lo que hacían en las reuniones de muchachos.
—Pero me debes muchas, tal vez debería cobrar algunas. —Le recordé y se rió.
—Y voy a seguir debiendo, pero ¿puedo pedir algo bien especial? —Me miró a los ojos y resoplé, pero asentí—. ¿Nos das dos días? Dos días sin pensar y sin preguntar nada, sin instigar a tu tropa a perseguirnos por info