"Melissa"
Hacía mucho tiempo que Fernando no me hacía una sorpresa y esta fue realmente especial. Llevaba mucho tiempo queriendo venir a este lugar. La temperatura realmente estaba agradable y llevaba un vestidito ligero de verano, así que Fernando me mantuvo bajo su brazo, bien cerca de él e hizo el check-in rápidamente.
Nos llevaron al cuarto y quedé maravillada con lo que vi. Era una suite enorme con un sofá acogedor cerca de la chimenea, jacuzzi y un balcón hermoso con vista a todo ese verde. Había sobre la cama una canasta con chocolates y vino y un arreglo de rosas sobre la mesa cerca de la puerta. Tomé la tarjeta y leí: "Que nuestro fin de semana sea especial, como tú eres para mí todos los días." Pensaba en los detalles y eso me encantaba.
—¿Te gustó? —Me abrazó por detrás y preguntó en mi oído.
—¡Mucho! Sabes cómo disculparte. —Bromeé y se puso algo tenso.
—Qué bueno, porque necesito disculparme. —Tomó mi mano y me jaló para sentarme en el sofá.
—¿Qué hiciste, Fernando?