"Donaldo"
Los ojos de Leonel eran mortales, si hubiera tenido un arma ahí, me habría matado. Me pregunté si ese hombre era capaz de sentir algún tipo de afecto o si solo veía a las personas como un medio para satisfacer sus necesidades. Se levantó y, al ver a los dos guardias a su lado, se sentó en la silla otra vez.
—Mira, para que no te lastimes, fíjate bien que estoy pensando en tu bienestar, porque soy un buen hijo, entonces para que no te lastimes, los guardias se van a sentar cerca de ti, uno de cada lado, ¿está bien? —Le hablaba con ironía, como si fuera un pobre infeliz. No merecía más de mí.
—Anda, Donaldo, haz tu show. ¿Qué más tienes que decir? —Parecía haber entendido que no podría luchar contra mí, no ahí, no de esa manera. —Pero ya te voy adelantando una cosita, voy a internar a tu hermanita hoy mismo y voy a revocar todo ese podercito que crees que tienes. Y cuando la encuentre, porque la voy a encontrar, será enviada al sanatorio en Suiza y será tratada con todo lo n