"Patricio"
Al día siguiente llegué a la oficina muy temprano, pasé la noche pensando en la Srta. Lisandra y el amiguito de marketing. Cuando finalmente me convencí de que el amiguito de marketing ya no era un problema, pues lo mandé a otro país, el día ya estaba amaneciendo.
Dejé una nota en el escritorio de mi asistente, para que fuera a mi oficina tan pronto como llegara. Y fue. Hoy usaba una falda crema con una camisa turquesa de tela ligera y mangas largas. Era imposible no notarla, el contraste del turquesa de la blusa con el negro de sus cabellos llamaba la atención de cualquiera hacia ella.
—Buenos días, Sr. Guzmán. ¿En qué puedo atenderlo? —Se paró frente a mi escritorio con esa postura profesional que solo hacía más borroso el recuerdo de la niñita que conocí. Sí, ahora era una mujer y me di cuenta de que insistir en verla como una chica era causa perdida.
—Lisandra, siéntate, necesitamos conversar. —Traté de parecer el hombre que era, decidido, que sabe actuar en cualquie