"Flavio"
Fue como si el brillo de Manu se hubiera transformado en oscuridad tan pronto como su celular comenzó a sonar. Ella se puso temblorosa, su sonrisa se borró y sus ojos se tensaron, al igual que su cuerpo se puso rígido.
— ¡Rayos! Es mi madre otra vez —dijo Manu con un tono de aprensión y un toque de tristeza.
— Amor, contesta. Ella no va a dejar de llamar, estoy seguro.
— Contestaré en el apartamento —Manu suspiró—. No voy a ir a la universidad. El profesor que daría clase hoy tuvo que faltar y mandó un mensaje al grupo avisando. Encendí el celular para revisar los mensajes y olvidé apagarlo de nuevo.
— Mejor para mí, voy a estar abrazado a mi Bajita toda la noche —abrí la puerta del apartamento y ella entró con el celular sonando nuevamente y esta vez contestó, lo puso en altavoz y lo dejó sobre la mesita de centro sentándose en el sofá con una carita triste, su alegría de minutos antes se había esfumado.
— Manuela, ¿quién te crees que eres, mocosa? —la voz femenina sonó