"Alessandro"
Estaba completamente en shock cuando Heitor me extendió un vaso con coñac.
—Toma, te va a calmar. Y después de que te calmes me cuentas qué pasó —Heitor habló muy serio y tomó el teléfono—. Mauricio, liberé a la Srta. Catarina por el resto del día. Gracias.
Heitor colgó el teléfono, se sentó frente a mí y bebió conmigo. Después de tres tragos finalmente pude decir:
—Lo arruiné todo, Heitor. Acabé con mi única oportunidad de ser feliz. Amo a esta mujer y lo eché todo a perder, hice que me odiara.
Heitor tomó otro sorbo de coñac y habló suavemente:
—¿Desde cuándo eres un derrotista que se rinde a la primera puerta cerrada?
Lo miré como si le hubieran salido cinco cabezas más en el cuello, parecía que no entendía que Catarina me odiaba.
—Voy a llamar a Patricio y los tres nos vamos a emborrachar en mi casa —dijo levantándose—. Dame las llaves de tu carro.
Mientras le entregaba las llaves de mi carro, Heitor llamó a Patricio, salimos de la oficina y fuimos a su casa e