"Taís"
Hice más programas de los que pensé que podría aguantar. Había ganado dinero, pero no era suficiente para pagar esa pocilga donde estaba hospedada y, además de dar casi todo el dinero que gané al gerente, todavía tuve que hacer un programa con él a cambio de que siguiera aguantando mi deuda en el hotel.
Pero hasta que el gerente se mostró útil. Conocía a todos esos tipos extraños que circulaban por ahí y yo necesitaría ayuda de unos tipos dudosos para hacer unas cosas. El primero que me presentó fue el muchacho que entregaba flores en una van, pues dije que necesitaba entrar en un lugar lleno de seguridad.
—¿Qué quieres? —Me preguntó el muchacho cuando nos quedamos solos en la salita apestosa del gerente.
—Quiero entrar en un condominio de ricos. —Hablé.
—Mira, si es para robar o cualquier cosa de esas estoy fuera. Ya pasé por la cárcel y no quiero volver, estoy recuperado. —El imbécil empezó a hablar y a mí no me importaba si estaba recuperado o no.
—Solo quiero entrar, d