UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 40. Una estrategia diferente.

Sari respiró hondo y se vistió con toda la agilidad de la que era capaz. A cada paso sentía cómo su cuerpo se aflojaba, pero también cómo su voluntad se afianzaba. No era solo una paciente saliendo del hospital, era una mujer que había sobrevivido, una mujer decidida a no quedarse atrás. Y sobre todo, era una mujer escoltada por media docena de guardaespaldas que la trataban como si fuera la reina y el consorte fuera Ivan.

Todos se mantuvieron erguidos al verla, como si su sola presencia mereciera respeto; y luego uno se acercó y le ofreció el brazo.

—Señorita —dijo con respeto sincero—, ¿a dónde quiere que la llevemos?

—Por favor, Merko, llévame con Ivan. Creo que ahora mismo debería etsar con él —dijo Sari y de inmediato un par de camionetas se estacionaron frente a ella.

—Por supuesto, señorita Sari, la llevaremos con el señor Arasof. Él fue a Londres a reunirse con sus… banqueros.

Y por supuesto que Sari no entendía las