UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 41. Una dramática transición

Zoltan Horvath permanecía de pie frente a la chimenea del gran salón, sosteniendo entre las manos el emblema de Iván Arasof. Era un objeto culturalmente pesado: una placa metálica con un lobo majestuoso en relieve, rodeado de un escudo familiar. Lo miraba extasiado, como si contuviera todas las revelaciones sobre su destino.

A su lado estaban Ilona e incluso Dorina, con el semblante expectante. El fuego acariciaba sus rostros, proyectando sombras intensas sobre los tapices antiguos.

—La emboscada en Budapest —comenzó Zoltan, con voz firme— fue excepcional. Ese miserable siempre quiso aparentar más de lo que era, se vendía como un magnate, compró un castillo y hasta le diseñaron un emblema… pero la realidad es que solo era un maldito usurero. Si no podía pagarle, lo más eficaz era deshacerme de él.

Miró a su esposa, con los párpados entrecerrados, esperando la aprobación, pero la verdad era que ilonna era tan avariciosa que ha