CAPÍTULO 24. De la incredulidad a la rabia.
CAPÍTULO 24. De la incredulidad a la rabia.
Jackson supervisaba personalmente a las enfermeras que estaban limpiando a Maggie. Se notaba que su piel le dolía y Jackson sabía que con semejante reacción, por dentro su garganta y esófagos también debían verse así de afectados.
Pero nada en el mundo podía prepararlo para los resultados que el laboratorio iba a mandarle. Como era para él por supuesto que estaban haciendo las pruebas a toda prisa, y veinte minutos después, el técnico del laboratorio llegó corriendo como si trajera el santo grial. O el peor chisme de la historia.
—Doctor Wyndham… ya salieron los resultados del vestido.
Jackson se enderezó como si le hubieran echado agua helada en la espalda y alargó al mano para recibir el decumento.
—¿Y bien?
El técnico sacó una hoja arrugada y se limpió el sudor de la frente. Tenía esa cara que uno pone cuando está a punto de contar algo que sabe que va a desatar una tormenta.
—El vestido fue rociado con una solución de ácido benzoico. Conc