“Manuela”
Acababa de llegar a la oficina, ni siquiera me había sentado en mi silla cuando Rick apareció detrás de mí como un fantasma, haciéndome saltar del susto.
—Manu. —Habló con voz cavernosa y grité del susto.
—¡Aaaaaiiiiii…! —Me giré y lo vi con ojeras y el pelo un poco despeinado—. ¡Qué susto, Rick!
—Lo siento, no quería asustarte. —Dijo cabizbajo.
—Oye, ¿qué te pasa? —Le pregunté, levantándole la barbilla con el dedo.
—¿Quieres tomar un café conmigo? —Preguntó como un niño.
—Venga, vamos a tomar un café. —Lo llevé a la sala de descanso y le serví café—. ¿Qué ocurre?
—Taís se va. —Dijo de golpe.
—¿Qué quieres decir con que se va? —pregunté.
—Dijo que no es feliz, que necesita tiempo y espacio para decidir si aún me quiere. Se va a vivir con sus padres —dijo, secándose una lágrima que le había rodado por la mejilla.
—¿Qué quieres decir? —pregunté, sorprendida.
—Yo tampoco lo sé, Manu. Pero no quiere que nadie lo sepa. Dijo que aún no ha tomado una decisión y que no quiere que su