"Flávio"
Entré al bar del hotel y vi, en una mesa del fondo, en la terraza, la inconfundible imagen de aquella mujer alta y esbelta, de cabello castaño brillante y ondulado, con un vestido negro de escote pronunciado y un daiquiri de fresa en una mano y un cigarrillo en la otra, como siempre. Aquella mujer que una vez fue mi esposa, que decidió hacerme elegir entre ella y mi carrera y luego simplemente se marchó.
Me acerqué a ella, analizando la escena. Sabrina no había cambiado mucho; seguía siendo una mujer hermosa y provocadora. Teníamos la misma edad, nuestros padres eran amigos, fuimos juntos a la escuela, y ni siquiera me di cuenta de que nuestros padres siempre nos habían empujado el uno al otro. Sin darme cuenta, ya estaba casado y pensé que era la mujer indicada para mí. Hasta que me puso contra la pared, y me negué a dejar la policía y volver a la empresa de mi padre como un cachorro amaestrado. ¡Y tomé la decisión correcta! "¿Por qué demonios sale un muerto de la tumba para