Después del trabajo, Mel me esperaba en la puerta, con Pedro sentado en el asiento trasero del coche. Quedamos en ir al centro comercial a comprarle las cosas que necesitaría para la guardería.
— ¡Amigo! ¿Qué tal tu primer día? Cuéntamelo todo. —Dijo alegremente con una gran sonrisa.
— Mel, creo que voy a tener que llamar a tu tío y pedirle que me devuelva el trabajo. —Dije con un poco de tristeza. Me miró sorprendida. — Pero primero cuéntame sobre tu entrevista.
— ¡No puedo creerlo, Catarina! ¿Te despidieron en tu primer día? Cuéntamelo todo, y luego te cuento mi entrevista.
Sonreí y se lo conté todo. Cuando apagó la camioneta en el estacionamiento del centro comercial, se reía de mi situación.
— Cat, solo tú podrías discutir así con el jefe. ¡Sabes que es muy joven, ¿verdad?! La miré como si hubiera visto un unicornio y le pregunté:
- ¿Qué quieres decir con joven?
- Ay, Cat, ¿no investigaste a tu jefe en internet?
- No, Mel, entré en la página web de la empresa y lo leí todo, pero n