“Alejandro”
Después de que los médicos se fueron, abracé a Catarina y besé la cabeza de mi hijo mientras estaba en su regazo. Me sentí aliviada de tenerlos allí de nuevo, en mi abrazo, y nunca más los dejaría ir.
- Ángel mío, no te imaginas el miedo y la angustia que sentí en los últimos dos días. Mi familia en manos de gente sádica y loca. Lo que sentí fue pánico absoluto, un terror que me carcomía con el miedo de perderte. –dije tomándole la mano cuando estábamos solos.
-Yo también me volví loca cuando nos enteramos que se habían llevado a nuestro niño. – Catarina tenía lágrimas en los ojos.
La besé en la frente, levanté a mi hijo y jalé a Catarina para sentarla en el sofá. Nos quedamos allí como familia por un tiempo, simplemente juntos y sintiendo el amor que nos unía desbordándose de nosotros. Sentí que el sueño se apoderaba de mi hijo, lo sentí roncar sobre mi pecho con su manita extendida sobre mí, con la serenidad y confianza que tiene un hijo amado. Sentí el calor de la mujer