—Te traeré a tu hermana sana y salva, te lo prometo.
Lo miré dándome cuenta de que no mentía, sus palabras eran verdaderas, pero no creía en ellas en estos momentos.
— ¿Recuerdas lo que le dijiste a Abdul en el hospital? —pregunté, el arrugó su ceño viéndome confundido—. Tu mandas aquí en Italia Liam, pero en Dubai lo hace Abdul. ¿Cómo piensas entrar a un terreno totalmente desconocido para ti?
Eso cambiaba completamente todo, incluso su promesa. Él no podría rescatar a mi hermana de las manos de Abdul, solo yo podía. No dejaría que él se arriesgara, nunca me perdonaría que algo malo le pasara por mi culpa, era un problema mío y tenía que buscar una solución sin que nadie saliera herido en el proceso.
Cuando iba a responder, la puerta fue abierta y por ella entro Camila.
—Acaban de llamar, tus hombres encontraron a mi papá —sonrió, su mirada solo estaba en Liam—. Tenemos que irnos, hay que ir.
Se acercó a él y agarró su mano.
Adiós a la Dalila estúpida.
—Camila —la llamé, me dio una m