Me sentí mal todo el resto del día por la forma en la que Daniel salió de mi oficina… bueno, de nuestra oficina. Cuando llegué a casa lo primero que hice fue abrazar a Leia contra mi pecho.
–Mamá.
–¿Qué quieres hacer esta noche?
–¿Podemos jugar con mis muñecas?
–Por su puesto– ella corrió hasta su habitación y volvió con los brazos llenos de juguetes, me quité la chaqueta y los zapatos para estar más cómoda, nos sentamos en el suelo de la sala, ella dio varios viajes para traer más juguetes. Armamos su casa de muñeca, y le cambiamos la ropa varias veces. Inventamos un juego de que éramos mejores amigas e íbamos a todos partes juntos. Nos arrastramos por el suelo riendo, mientras yo le hacía cosquillas.
Mi celular sonó avisándome que tenía un nuevo mensaj