Nuevamente el chillar que antecede el ataque, ese sonido irritante y ensordecedor se adueña del lugar, el cuerpo musculoso de Jenkins se coloca delante de todos, con las espadas desenvainadas al lado del cuerpo. Su mandíbula apretada, su rostro manchado de sangre y con su ojo gris puesto al frente. Está listo para morir con sus hombres y para ellos. Aprieta un poco más las empuñaduras, está por avanzar cuando una explosión cercana hace que las criaturas se detengan. Por un momento la confusión invade a todos. Otra explosión levanta una nube de tierra,piedra y escombros. En medio del caos, la formación se rompe y las criaturas se llevan por delante a varios de ellos. Catarina puede escuchar los gemidos, gritos y hasta el crujir de los huesos. Aparecen disparos a lo lejos y nuevas voces, la nube se disipa y en la claridad, de entre los escombros, ve a