Hacer el amor en una tienda de campaña, sabiendo que no muy lejos había un grupo de lobos, creo que era una cosa poco apropiada, pero esa emoción nos quemaba. Sentir a Jan. Su olor. Su esencia. Tan masculina. Tan poderosa.

Salimos de la cabaña antes de que anocheciera. Nos dimos un baño y al poco fueron apareciendo el resto de los lobos.

―Quieren conocerte ―me indicó Jan. Aspiró mi olor―. Me encanta cuando hueles así, a mí, a nosotros. Ahora mismo volvería a meterte en esa tienda para volvértelo a hacer, ¿sabes?

―¡Jan! ―le golpeé en el costado.

―Lo saben. Lo huelen. En la forma en la que nos relacionamos. Aquí no hay secretos, en ese aspecto ―me contó él mientras la loba se acercaba, acompañada del lobo que era su pareja.

—Hola, Atlantic —me saludó, mostrándose un poco más tímida. Antes me habían parecido mayores, con su expresión dura y seria, pero ahora me daba cuenta de que la chica debía tener más o menos mi edad—. Soy Desirée. Siento lo de ant