Mundo ficciónIniciar sesiónCuando mi padre se despertó me encontró dormida y exhausta hecha un ovillo en el suelo de la cocina. Me susurró algunas palabras en el oído, de las que solo fui consciente a medias y me cogió en brazos para dejarme con infinito cariño sobre mi cama. Seguía estando en muy buena forma pese a su edad.
Dormí toda la mañana y me desperté muerta de hambre y con esa infinita sed que nunca conseguía acabar de saciar. Si mis padres habían hecho planes esa mañana, se los había arruinado por completo. Esta vez no insistieron en ir al médico, aunque mi padre me observaba con aspecto preocupado.
—Sabes que puedes despertarnos si lo necesitas —me recordó mi madre cuando nos pusimos codo con codo a fregar los platos.
—Ya empiezo a saber cómo llevarlo —le aseguré con una sonrisa forzada.
—Quizás deberíam







