Capítulo 4

Para cuando estamos terminando con las tareas y repasos del día, Jack se nos une. Esta cabizbajo y desanimado, como si toda su insoportable actitud socarrona se hubiera ido por el retrete.

Mel toma mis apuntes con los ejercicios ya resueltos y se los extiende.

—¡Oye! —protesto apretando los dientes.

—Es por defendernos —explica ella, con una sonrisa inocente.

—Yo no le pedí que lo hiciera.

—Los resolveré solo, no es necesario —nos interrumpe Jack, empujando las hojas que ahora están frente a él.

Chasqueo la lengua y me concentro en dar un último repaso para confirmar que el resto de actividades estén en orden.

— ¿Está todo bien? Dime que no te llevaron con el director —Mel insiste en informarse de todo lo sucedido.

—No pasó nada —niega con la cabeza manteniendo la mirada gacha—. Seth y los demás hicieron que los idiotas salieran huyendo.

—¿Y eso te molesta? —apoya su mejilla sobre la palma de su mano.

—Claro que sí, no soy un pequeño cachorro al que deben proteger —Jack levanta la voz y nos llevamos un chitón de la bibliotecaria.

—Seth solo estaba haciendo su trabajo como buen hermano mayor —susurra Melody, inclinándose hacia adelante—. Deberías ser agradecido, el mío da asco.

Jack responde, pero no logro captar las palabras, mi mente comienza a crear imágenes donde Seth le da una paliza al idiota de Roger dejándolo medio muerto.

—Me voy — anuncio y me pongo de pie enfadada por las malditas divagaciones de mi imaginación—. No olvides devolverme las hojas cuando termines —advierto a Jack.

Ignorando los estúpidos rostros de asombro de mis acompañantes me dirijo a la salida, aún queda una hora para la cena y quiero dormir un poco para olvidar el olor de la sangre y la atrapante mirada de Seth Seller.

De camino a los dormitorios puedo sentir que alguien me vigila, la biblioteca se encuentra separada del edificio principal, al igual que los dormitorios, y para llegar a estos últimos debo atravesar un enorme patio repleto de estudiantes que acababan de culminar sus clases y no es de extrañar que después del puto alboroto ocasionado en la cafetería sea el centro de atención. Mas, me importa una m****a, los ignoro por completo y me apresuro a llegar a mi cuarto.

Cuando estoy frente a mi habitación la puerta se abre de pronto, mi compañera atraviesa el umbral con tal rapidez que termina estrellándose conmigo y se va directamente al piso, cayendo sobre su trasero; yo en cambio no me muevo ni un milímetro y sólo la observo con gesto de fastidio.

—¡Aaahh! —se queja y poniéndose de pie se soba el trasero— ¿Qué rayos pasa contigo? ¿Estás ciega o qué?

—Tal vez si dejarás de mirar tu puto teléfono y prestaras atención... —Realmente no la soporto, me cruzo de brazos y la observo desafiante.

—Eres una idiota —suelta y se retira dando un portazo.

“Al fin algo paz”.

Arrojo la mochila sobre mi escritorio y prácticamente me desmorono de espaldas sobre la cama, me quedo unos minutos observando el cielorraso, intentando no recordar lo ocurrido durante el día. Finalmente cierro los ojos y me hundo en la profunda oscuridad del silencio.   

—¡Nicky!... ¡Nicole! —escucho una voz llamándome.

Abro los ojos, salto de mi cama y aterrizo ruidosamente sobre el piso, tomando una posición defensiva en cuatro patas para protegerme ante el escándolo que proviene de la puerta.

—¿Nicky? ¿Estás ahí? —la percusión sobre la madera se vuelve más intensa y gruño instintivamente para advertir a quien estuviera del otro lado— Abre, por favor.

Unos segundos después reconozco la chillona voz que me llama con desesperación pertenece a Pink panter y sacudo la cabeza para despabilarme. Me pongo de pie y con pesadez me dirijo a la entrada.

“Esta mujer no me deja descansar ni un endemoniado minuto”.

—Detén tu maldito escándalo —hablo entre dientes al abrir para hacer notar mi mal humor.

Al verme deja salir un suspiro y se lanza hacia mí, rodeando mi cuello con sus brazos. Su proximidad me provoca repulsión, no porque huela mal o algo por el estilo, sino que no estoy acostumbrada al contacto físico; bueno, con excepción de mi madre claro. Además, aún no la conozco lo suficiente para aceptar esta clase de cercanía.

—Melody —hablo con toda la calma que puedo reunir para no sonar tan severa. Sé que no es su intención molestarme—, mi puto espacio personal. 

—¡Uh! —ella se aparta y levanta las manos sonrojándose—. Lo siento, estaba preocupada por ti.

—Solo han pasado un par de minutos desde que nos vimos —presiono el puente de mi nariz— ¿Por qué diablos estarías preocupada?

—Corazón, la cena fue hace cuatro horas —me observa confundida.

"¿Cuatro horas? ¿Por qué diablos dormí tanto?".

—¿Y solo por eso exageraste al punto de venir a derribar mi puerta? —me volteo y voy por la cajetilla de cigarrillos y el mechero que guardo en el cajón de la mesa de noche.

—Bueno, como no te presentaste a cenar como habíamos quedado… —paso por su lado y comienzo a andar por el pasillo rumbo a la salida— y después de lo que sucedió en el comedor, temí que Roger te hubiera atacado —ella cierra la puerta y acelera sus pasos para alcanzarme—. No sería la primera vez que él obligara a una mujer a… ya sabes.

—Ese imbécil no podría hacerme nada por mucho que lo deseara —sonrío de lado al imaginar cuán divertido sería que lo intente.

Llegamos a la puerta exterior y guío a Mel hasta el flanco derecho del edificio, debido a la penumbra de la noche apenas interrumpida por las luces de las farolas ubicadas intermitentes en el sendero nadie nos molestará. Me dejo caer sobre el césped y enciendo un cigarrillo.

 —Oye, está prohibido fumar aquí —susurra Mel, y antes de sentarse junto a mí observa a nuestro alrededor alarmada porque alguien nos viera.

—El reglamento sólo menciona que está prohibido fumar en las habitaciones —extiendo la cajetilla para que tome uno— y, seamos sinceras, ninguno de estos idiotas obedece las reglas.

—Sólo no quiero arriesgarme a que nos encuentren —enciende un cigarrillo—, recuerda que debo “portarme bien” si quiero conservar mi beca.

—No te preocupes —sonrío y doy otra calada—, yo voy a protegerte.

—¡Oh! Eres mi caballero en brillante armadura.

—Mejor el dragón que resguarda tu castillo.

Ambas reímos ante lo infantil que resulta nuestra conversación. No es normal para mí tener esta clase de intimidad con alguien que apenas conozco, pero ella tiene una esencia muy pura que me hace querer protegerla y me dice que puedo confiar.

Los minutos pasan y me relata lo ocurrido en el comedor durante la cena, al parecer toda la plática gira alrededor de Jack y el nuevo altercado que tuvo con una chica de último año llamada Patricia. Pero realmente no estoy interesada, por lo que no presto atención hasta que menciona un nombre que despierta mi curiosidad.

—¿Dijiste Seth? —procuro que mi interrogante suene natural, como si la hubiera escuchado todo el tiempo.

—Sí. Como te decía, no es normal que él se presente para cenar, por eso todos nos quedamos sorprendidos, y algo más extraño es que estaba solo. Ya sabes, sin el grupo de descerebrados que siempre lo acompañan —realmente parece asombrada, como si todavía no creyera lo que me está contando—. Bueno, el caso es que él hizo a un lado a Patricia cuando intentó abrazarlo, lo cual es raro porque ya sabes…

—No, no sé —aclaro lo obvio, no tengo ni una m*****a idea de lo que habla.

—Bueno, hay un rumor de que él y Patricia son amantes —niega con la cabeza—, pero no te fijes en eso, estoy segura de que fue ella quién lo inventó.

Hago un gesto con mis labios al tiempo que levanto los hombros para indicarle que eso es algo que no me importa, es obvio que un hombre tan atractivo debe compartir su vida con alguien. Algo se remueve dentro de mí tan pronto como la idea se presenta en mi cabeza y me trago un gruñido para que Mel no se percate de cuanto me molesta. ¿Y por qué? Ni siquiera conozco al sujeto.

—En fin. La cuestión es que Seth miró hacia donde yo estaba sentada y luego habló con su hermano y… escucha esto —me da pequeñas palmadas en el brazo—: Jack viene y me pregunta por ti —culmina su relato exaltada.

—¿Y eso qué tiene de emocionante? —pregunto totalmente confundida— ¿No había quedado en que me encontraría con ustedes para cenar?

—Sí, pero piénsalo —habla pausadamente—. Jack no preguntó por ti hasta después de hablar con su hermano —me observa por unos momentos esperando una respuesta—. Por todos los cielos, Nicole ¿No lo entiendes? —presiona mis mejillas con ambas manos exasperada por mi silencio—. Quién quería saber dónde estabas era Seth, no el tarado de Jack.

—¿Qué tonterías estás diciendo? —me deshago de su agarre y enciendo otro cigarrillo— ¿Por qué él estaría interesado en mí? A no ser que quiera darme alguna advertencia sobre lo ocurrido con el idiota de Roger o alguna m****a como esa.

Quiero creer que estoy en lo cierto, pero realmente espero estar equivocada. Por alguna razón mi corazón late con vigor al pensar que él estaba buscándome. 

Melody cambia su estado ánimo de inmediato y se recuesta contra la pared con cansancio. Nos quedamos en silencio unos minutos, ella tiene el rostro elevado al cielo, parece estar pensando seriamente en lo que dije.

—Probablemente tengas razón —murmura, con un dejo de tristeza—, pero no puedes negar que tiene sus ojos en ti.

—¿En quién? —Jack saca la cabeza por el borde de la pared, haciendo que mi amiga de un brinco.

Yo solo sonrio, percibí su presencia desde unos momentos antes cuando decidió acercarse y esconderse para asustarnos. Sí, siempre estoy atenta a todo lo que sucede a mi alrededor.

—¡Jack, eres un maldito idiota! —grita Melody, con las mejillas sonrojadas por la furia—. CAsi me matas del susto.

—¿Por qué? —actúa con maliciosa inocencia— ¿Acaso están haciendo algo indebido?

Solo elevo mi mano izquierda para enseñarle el cigarrillo que aún continúa encendido.

—Bueno, bueno, bueno —se para frente a mí y lleva las manos a su cintura—. Señorita, tendré que castigarla por cometer semejante falta al reglamento.

—Vete al diablo —respondo, y poniéndome de pie arrojo la colilla lejos. 

No estoy de humor para soportar su ineptitud, es mejor regresar a mi cuarto.

Cuando salgo de la oscuridad me quedo atónita. Allí, frente a la escalera que da paso a la entrada de los dormitorios, se encuentran Seth con una rubia de largos cabellos y figura curvilinea; ella es preciosa, incluso cualquiera podría confundirla con una diosa, muy diferente a mi sosa imagen.

—Por favor, bebé —su entonación es tan aguda que lastima mis oídos.

—Patricia, ya te lo dije ¡No insistas! —La voz grave del azabache hace que mi garganta se seque.

Por todos los infiernos, no solo es atractivo y atlético, sino que también puede sacar suspiros con tan solo enunciar unas pocas palabras. Parece que estoy perdiendo mi perspicacia con estas divagaciones de m****a.

Continúo con mi andar, tratando de pasar inadvertida, no quiero lidiar con un tipo cuyo humor es una porquería porque acaba de pelear con su novia. No estoy segura si de verdad estaba buscándome, pero si llega a hablarme de mala manera terminaré golpeándolo. Ella lo abraza justo cuando paso por su lado y hago un esfuerzo enorme por no voltearme y arrancarle la garganta. No sé a qué se debe mi impulso asesino, pero es mejor hacer caso omiso y continuar mi camino.

Estoy a punto de ingresar al edificio cuando Jack me grita a todo pulmón.

—¡BUENAS NOCHES, NICOLE!

“Maldito hijo de perra”.

Giro sobre mis pies para levantarle el dedo, recordando que no puedo matar a un miembro de la manada sin darme a conocer. Además, asustaría a Mel, que todo este tiempo estuvo a mi lado prendida cual garrapata a mi brazo. Quiero gritarle que se vaya a la m****a, pero cuando por instinto giro mi rostro hacia la pareja me encuentro con el puto atractivo rostro de Seth y de nuevo todo me importa un carajo. Él ha hecho a un lado a la rubia y sonríe de manera encantadora; percibo como el calor sube por mi rostro y maldigo por lo bajo, no me gusta para nada la idea de sonrojarme como una estúpida niñata deslumbrada.

—Buenas noches —me saluda inclinando la cabeza, manteniendo su sonrisa.

Asiento con la cabeza en respuesta y volteo ante su atónita mirada.

—Vamos, Pink panter —me obligo a entrar al edificio.

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