10. Alessandra

Dylan se baja del auto. En mi interior algo se estremece, mi corazón late de prisa, parece que fue hoy cuando lo vi por primera vez.

Él se detiene al verme, pero continúa, como si fueran movimientos planeados, el ponerse las gafas y sentarse sobre la parte delantera de su auto.

Tiene la camisa remangada, unos jeans un poco ajustados y un par de zapatillas blancas. Si yo dirigiera está huelga los mandaría todos a casa solo por ese físico tan apetecible.

Intenta parecer seguro y puede que todos se lo crean.

Las personas siguen con sus gritos, él no se inmuta, los mira a todos sin emitir sonido alguno.

—Brisa dile a todos que se callen, así no van a resolver nada —le digo bajo.

Conozco a Dylan y no va con él probar fuerzas.

—Podrían hacer silencio —grita Brisa y ellos obedecen.

Dylan los observa una vez más.

—Terminaron el teatro —expresa serio.

—Perdón pero no queremos segundos aquí —le dice Brisa—. Queremos al jefe para decirle a la cara que no permitiremos que nos dejen sin hogar.
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App