Capítulo 24

Máximo.

Llegué a casa sintiéndome derrotado, preguntándome como era que estaba conforme con la vida que tenía, no amaba a Delfina, nunca la amé, o quizás sí al principio de nuestra relación, después fue sobre lo conveniente que éramos juntos, el buen equipo que hacíamos, lo bien que encajaba con mi familia, lo bien que se ocupaba de mis cosas.

Mi marca era ella, tenía su esencia y su mano, y si la amaba, debo corregirme, pero no como mi mujer, no con la pasión que podía amar a Irene, la amaba como socia, compañera, amiga, y faltaba más, faltaba ese algo que si sentía con Irene.

Lo supe el día que Irene se quejó de náuseas y mareo, pensé enseguida en que pudiera estar embarazada, y la idea no me aterró, fue solo un par de segundos porque ella enseguida aclaró que le acababa de bajar la menstruación y eran los típicos síntomas. Ella no lo notó, recogió su bolso, se hizo una cola desordenada y salió a esperarme frente al ascensor, y yo me quedé colgado pensando que por ese par de segund
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