Alexander Cooper
Ginger había parado a la cárcel cuando se develó que era cómplice de Iker en el secuestro, ahora, le deparaba muchos años en ese lugar. Ha pasado casi un año desde que Wood nos había dejado, Tara aún se le veía aquel brillo de nostalgia, sabía que después de terapias, ella no volvería a ser la misma de antes: la pérdida de nuestro bebé, la de su padre y el trauma del secuestro.
¿Quién en su sano juicio quedaría de nuevo como antes?
Nadie.
Intentaba volverle a mostrar el camino de regreso a Tara, pero algo nos cambió, cambió nuestro matrimonio, nos hizo de alguna manera…madurar más. Nuestras metas crecieron, nuestros proyectos se expandieron, ahora, Tara estaba más entregada a su familia, trabajo y…a nosotros en nuestra intimidad.
“Las reglas del juego han cambiado, señor Cooper.”
Empujo la puerta del bar, la gente que pasa a mi lado me saluda de manera sonriente y efusiva, las hermosas m
Quince años después…Las campanas suenan, Tara y Alexander están en la primera fila viendo como una de sus pequeñas gemelas, daba el sí en el altar ante todos. Elizabeth se limpia una lágrima que cayó discretamente por su mejilla, el hombre a su lado, en traje elegante, le entrega una mirada cargada de amor, un amor que sería para todo una vida.Tara desvía su mirada hacia su otra gemela, quien luce un hermoso traje de dama de honor a lado de la n
Muchos, muchos años después…El tiempo pasa y no se detiene, las situaciones como el secuestro, el ver a alguien morir frente a nosotros, de cierta manera me habían marcado en el alma, como un recordatorio de que nadie tiene la vida comprada, que todos tenemos una cita con la muerta, pero mientras llegase el día, tenías que abrazar la vida.Esas palabras siempre se había remarcado en el camino a nuestras gemelas, que vivieran la vida y la disfrutaran al máximo.Alexander sonríe cuando alcanza mi mano, la eleva lentamente a sus labios y deja un beso tierno, sincero y luego la entrelaza con la suya, el ruido de las olas golpear, se había hecho parte de nuestra música de fondo cuando compramos la casa de la playa, habíamos decidido vivir nuestros últimos años juntos, cerca del mar.Alexandra se había casado dos a&nt